Tres palabras

 Tres palabras surgen de la mente.

  Amor. Odio. Carisma.

Dos de ellas se contradicen, y no pueden estar la una sin la otra.

 La otra, se define en sí misma y se apega a la persona.

             Pero sólo hay una palabra para todas ellas.

                                   Plenitud.

La creación en su máxima expresión.

Nuestro mundo idealizado y los seres perfectos.

Yo no encajo en él.

Vivimos rodeados de amor.

Escondo la soledad en el mar de dolor.

Somos tan felices juntos.

Mis mentiras te carcomen el alma.

Me inventaste el paraíso, lo armaste a la medida de mis sueños, nos obligaste a vivir en mi cuento de hadas y me convertiste en la mala de la novela.

No me creaste como la princesa... fui el mayor error patentado bajo tu autoría.

La lluvia

Miro por la ventana, y todo lo que veo es la lluvia caer. Cae. Cae. Cae. El sonido mortecino que hace al chocar contra el suelo me tranquiliza. Todo se vuelve de forma distinta.

 Porque en ciertos momentos nuestras percepciones y sentidos cambian.

El preludio del fin

Una daga ensangrentada, incrustada en el inagotable deseo de venganza de un alma destrozada, bañada en esperanzas muertas, asesinadas por dedos crueles que se incrustan en la carne, condenado, insensible, las desdichas de una existencia careciente de sentido, perdida en el espacio entre el olvido y la añoranza... la vida y la muerte de un amor correspondido pero maldito, condenado al sufrimiento eterno de dos cuerpos cansados, adoloridos de tanto caer en esa constante batalla, esa interminable lucha de poderes divinos, ávidos por poseer el dominio.

Sonrió.

Con falsa ternura, sedienta del dolor ajeno, de los alaridos que el cuerpo malherido profería en la desesperada penumbra, ahogándose en el terror de un final doloroso y, peor aún, patético.

Sonrió.

Con la amargura del que lo ha perdido todo, pero se ve atado al calvario de una vida solitaria, completada por recuerdos muertos.

Y el abandono se transformó en muerte.

El corazón, lastimoso y agonizante, se preparó para sus últimos latidos, liberando, en ríos de sangre y lágrimas, el torrente de sentimientos que se cultivó durante meses en ese cuerpo, llenando de maleza lo que un día fue un abundante valle lleno de vida.

La tormenta arreció.

Con ligeras gotas de agua fría el cielo lloró.

Comprendió que así no lavaría el dolor del mundo y entre truenos demostró su furia contra ellas, las que bailan en el filo de la navaja, en ese tonto juego entre éste mundo y el otro.

El fuego hizo acto de presencia, desde algún lejano y húmedo lugar iluminó, de forma esporádica, dos rostros femeninos.

Un rayo partió la tierra, y en su rostro se dibujó una melancólica sonrisa.

-Vienen a buscarme.

Un movimiento rápido, la danza del fin. Y el brillo del cañón se reflejó en sus pupilas, apuntaba a un destino inexorable.

-N-no lo hag-gas, por favor. -La mujer, que hasta el momento permaneció inmóvil, se revolvió en su lugar, aunque esto supusiera un dolor tortuoso. -Te lo ruego. -El acento de esa escultura caribeña habia desaparecido, como los restos de sangre que bañaban el cemento eran arrasados por la perenne lluvia.

En el lugar exacto, a la hora exacta.

La lluvia, el reflejo de un charco creciente, las crepitantes llamas perfilando un rostro asustado y otro deforme, el puro silencio roto por el estruendo de un rayo... El escenario perfecto para el adiós.

La dolorosa despedida y la satisfacción de una venganza a punto de concretarse.

Una sonrisa en medio de tanto pánico.

Presiona el gatillo y el telón cae.

Al fin.

Extraño era ese tiempo que pase a tu lado.

Todos y cada uno de esos recuerdos.....

Tanto que nunca te pude olvidar.

Que llegan a través de mí hacia mí corazón...

Junto a ti, era la dicha

Torturandome por dentro...

y la desgracia.

Sintiendo cada vez más derrotado...

Junto a ti, era el cielo

Notando como los sentimientos queman...

y  el infierno.

mí alma....


 Aún así... ¿Tengo que recordar?

      ¿Tengo que recordar cuanto te quise?

 Solo... Noto mí corazón partido.

Tristeza

Esa presencia, que nos persigue, nos asecha y ahoga...

Cualquiera será tu momento.

Se esconde entre nosotros, siento su aroma.

Donde estés te encontrará.

No la vimos venir y se llevó a uno de los nuestros.

La angustia carcomerá la piel y torturará el alma de los vivos.

Buscamos a que aferrarnos.

La libertad elevará el alma de los muertos.

Solo nos queda soportar hasta nuestro fin.

El olvido mutila nuestros corazones.

Se hunde... nos hundiremos en su putrefacta oscuridad.

El Tiempo

Que corre por mis venas a una velocidad vertiginosa,

llevándose el aire de mis pulmones,

escapa de mis manos comos segundos sangrientos

y apresuradas gotas,

llega a mi corazón y espero que se detenga,

pero apuñala mi alma sin piedad.

Tiempo, así como me diste la vida, hoy me la quitas.

La luz

A lo lejos una luz ténue se vislumbra.

  A lo lejos veo tu rostro vuelto hacia mí.

A lo lejos siento que voy a estar segura.

 Acercándome.

  Sin limites.

La Oscuridad

Después de esa caída sin esperanza, somos absorvidos por la tremenda oscuridad que nos espera.

 Dulce es, sin ninguna luz que pueda alumbrarnos.
     Porque la oscuridad es, en sí, la ausencia de luz.
Y un lugar sin luz, es un lugar sin esperanza.

 Donde nuestro temores hacen participio de su inestabilidad en los sentimientos.
               Nadie puede pararlo.
   Siempre que el sujeto piense que no puede salir de esa oscuridad que le envuelve.
                     De la burbuja en la que se esconde.

 Después de todo, la culpa de nuestros actos  lo tienen siempre los sentimientos.        

Ahí está tu caída.

Caer, caer, caer...

Y no parar de hacerlo.

El miedo nos consume y nos perdimos.

¿Donde estás? ¿Donde estoy?

¿Qué fue de nosotros, de ti... de mí?

La caída fue tan grande que el mundo se volvió pequeño frente a mí.

Y caemos, caemos, caemos...

Y me consumo en esa efímera caída... perdí todo de ti, de nosotros... de mi.

Y mi mundo se desvanece...

¿Qué fue de mis sueños?

Se perdieron en el transcurso de mi vida... Caer, el transcurso de mi existencia. De mi error.

¿Qué fue de mi vida?

Caí en un mundo que no conozco, que me consume y me escupe, me golpea y tortura... Veo mi vida frente a mi.

¿Qué fue de mí libertad?

Caí en esa jaula de cristal que no me deja respirar...

¿Qué fue de mi alegría? ¿Donde quedó mi tristeza?

Y caí...

Maldito despertador que no me deja dormir ¬¬'

Ale, todavía no entiendo tu manía con las caídas, pero bueno, está es MI caída xD

La caída

Y el mundo cae, sin que nadie pueda sostenerlo.
 Cae, y nosotros lloramos de pena.
  Pero seguimos sin hacer nada.
     Sólo contemplamos, la belleza de la destrucción

Estamos aquí.

Estamos aquí.. a orillas del mar. Estamos  aquí diciendo adios, con gran pesar.


    Ola a todo el mundo ^^